En un viaje le escribí a una luna grandota, roja y redondota que oyera mi canción, que se acordara de mi en el verano y la primavera nunca dejara de florecer, que el sol se apiadara de mi en el invierno y las nubes no dejaran de regar mi jardín.
Las estrellas me dijeron que sonreían siempre, que se divertían viendo las peripecias e incredulidad de los humanos, Que no saben que todo lo vemos y todo lo escuchamos? Qué no saben que acá arriba todo se sabe?
El firmamento me confesó sus secretos y mi corazón es un baúl de confidencias.
Dando y dando le dije, yo te mandaré mis anhelos, yo te guardo mis secretos, tu me cumples mis sueños... Nos dimos la mano y cerramos el trato.
Tengo un contrato firmado por el Cielo, sellado con polvo de estrellas y la aprobación de Dios.